Anestesia en la embarazada más allá de la punción:  el anestesiólogo ante los cambios fisiológicos maternos.

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Anestesia en la embarazada más allá de la punción:  el anestesiólogo ante los cambios fisiológicos maternos.

Dra. Zonia Giustiniani. Anestesiólogo.

Cuando una mujer embarazada necesita una cesárea hay un reto para los anestesiólogos. El embarazo provoca cambios en el cuerpo de la mujer que afectan al cómo reacciona a los medicamentos anestésicos y a cómo se deben administrar dichos medicamentos.

En este artículo queremos explicarte los cambios fisiológicos del embarazo más importantes:

En el sistema respiratorio, la mujer embarazada respira más rápido y más profundo, pero también tiene más alcalinidad en la sangre. Además, tiene más riesgo de tener dificultades para respirar por la presión del bebé en el diafragma, lo que hace que tenga menos reservas de oxígeno y se pueda quedar sin aire más fácilmente.

En el sistema cardiovascular, la embarazada tiene más sangre y el corazón late más rápido, lo que hace que tenga más energía y el corazón se mueve un poco hacia arriba y a la izquierda. También hace que la presión arterial cambie y que haya que tener cuidado con la posición de la mujer, porque el bebé puede apretar las venas grandes y disminuir el flujo de sangre. El EKG (Un electrocardiograma es un procedimiento simple, indoloro y rápido que registra la actividad eléctrica de su corazón) puede mostrar cambios en las ondas eléctricas del corazón que no son graves.

En la sangre, la mujer embarazada tiene más líquido y menos glóbulos rojos, lo que hace que tenga menos hierro y que se canse más; la sangre se coagula más rápido, lo que evita las hemorragias, pero aumenta el riesgo de trombos.

En los riñones, la mujer embarazada tiene más flujo de sangre y más filtración, lo que hace que elimine más agua y sustancias por la orina.

En el estómago, la mujer embarazada tiene menos fuerza en los músculos que cierran el paso del ácido al esófago, lo que hace que tenga más reflujo y ardor; tiene el estómago más lleno y tarda más en vaciarlo, lo que hace que tenga más riesgo de vomitar y aspirar el contenido al pulmón si se le duerme con anestesia general. También tiene el pH del estómago más bajo, lo que hace que el ácido sea más dañino si se aspira.

En el hígado, la embarazada tiene menos proteínas en la sangre, lo que hace que se hinche más fácilmente y que tenga más riesgo de edema pulmonar. También tiene menos capacidad para producir algunas sustancias que ayudan a la coagulación y a descomponer algunos fármacos anestésicos.

– Hay cambios hormonales que hacen que tenga resistencia a la insulina, que aumente el cortisol, la renina y la aldosterona, y que disminuya la reactividad vascular. Por último, tiene las venas epidurales más llenas de sangre y hay aumento de la presión en el espacio donde va el líquido cefalorraquídeo.

Estos cambios y otros factores individuales, como la estatura, por ejemplo, hacen que la anestesia sea más compleja, además, las dosis y tipos de fármacos deben ajustarse según el estado de la madre y el bebé por ello es indispensable vigilarlos constantemente para evitar complicaciones.

El embarazo es un proceso natural que implica cambios en el cuerpo de la mujer para adaptarse al desarrollo del bebé. Estos cambios pueden afectar a la forma y al tipo de anestesia que se le administra a la embarazada en una operación o en el parto. Los anestesiólogos deben conocer bien estos cambios y ajustar las técnicas y los fármacos que usan para garantizar la seguridad y el bienestar de la madre y el feto.

Lee este interesante artículo:
“El embarazo humano: paradigma biológico de tolerancia y adaptación”.
Rev Med Chile 2011; 139: 400-405

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Centro Médico Sigma

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